Deseo compartir un resumen de mi trayectoria profesional, un viaje de 38 años que ha culminado en la realización de mis sueños.
Hace décadas, hice una promesa a mí mismo: si algún día alcanzaba mis metas, compartiría mi camino para inspirar a otros. Hoy, con profunda alegría, cumplo esa promesa.
Mi camino como fotógrafo comenzó en España. Desde mis inicios, participé en el sistema de calificaciones fotográficas, una plataforma donde se evaluaban públicamente las imágenes.
Recuerdo claramente las palabras de ciertos jueces españoles, quienes sugerían que cambiara mi estilo. Argumentaban que mis fotografías, con su distintiva impronta, no tendrían oportunidad de ganar. Esta crítica inicial me desconcertó, pero pronto descubrí que no era un incidente aislado.
En múltiples ocasiones, reconocidos fotógrafos y jueces españoles expresaron su deseo de que abandonara mi estilo único. Sus palabras revelaban una resistencia a mi evolución y crecimiento como artista. En lugar de amoldarme a sus expectativas, opté por mantenerme fiel a mis convicciones y creencias.
Incluso decidí realizar un curso de juez por mi cuenta. En esta experiencia, resistí la presión de valorar las imágenes según el renombre del autor, en lugar de evaluar su calidad intrínseca. Aunque esta actitud me impidió convertirme en juez oficial, estoy seguro de haber tomado la decisión correcta. Hoy, como único fotógrafol español con el título de Grand Master, puedo afirmar con orgullo que perseverar en mis principios fue la elección acertada.
Un año crucial en mi trayectoria fue aquel en el que desafié las expectativas de los jueces, presentando ocho fotografías que reflejaban mi estilo distintivo. A pesar de la resistencia inicial, estas imágenes fueron reconocidas con honores. Recuerdo vívidamente cómo, en una ocasión, otro fotógrafo intentó imitar una de mis imágenes. A pesar de las similitudes evidentes, su obra fue desestimada por los jueces los cuales le argumentaron al fotógrafo que pensaban que esa imagen era mía y por eso no ganó, insólito. Este episodio subrayó la singularidad y fuerza de mi estilo, reafirmando mi convicción de seguir mi propio camino.
Decidí expandir mis horizontes y competir a nivel internacional ya que en mi país no iba a ser valorado ni mucho menos iban a respetarme como artista. Las competiciones en eventos como WPPI, junto a referentes mundiales como Jerry Guionis, me permitieron demostrar mi valía como fotógrafo. Año tras año, consolidé mi estilo en competencias contra representantes de 45 países en Las Vegas.
En mi carrera, he aprendido que la verdadera grandeza de un fotógrafo reside en su estilo único. Todos somos diferentes, y nadie tiene el derecho de rechazar o marginar a otro por su originalidad. Nadie me ofreció una mano en mi camino, pero tampoco necesité ayuda. Mi éxito se basa en mi confianza en mí mismo, en seguir mi corazón y en ser fiel a mis convicciones.
Con el título de Grand Master, he alcanzado mi mayor objetivo: ser el primer fotógrafo español, europeo, hispano y valenciano en lograr este reconocimiento. Este logro es solo mío y se lo dedico en exclusiva a aquellos que intentaron disuadirme.
En mi discurso de agradecimiento, tomo prestadas las palabras de Antonio Banderas, un compatriota español y actor cuyo camino hacia el éxito me inspiró. Como él, soy español y orgulloso de serlo, pero también consciente de las dificultades que enfrentamos en nuestro país.
En conclusión, mi trayectoria es un testimonio de perseverancia, autenticidad y fe en uno mismo. Agradezco a quienes me apoyaron en este viaje y celebro cada obstáculo superado. Que mi historia inspire a otros a seguir sus sueños y a nunca renunciar a su identidad única.
Deseo dar las gracias a Melissa y Jerry Guionis por sus palabras en la ceremonia de mi nombramiento y por haberme guiado en este proceso para llegar a ser un Grand Master y estar en las lista de los grandes maestros a nivel internacional. Jamás lo olvidaré.